domingo, 26 de agosto de 2007

Fallo

“... J.T. es un hombre normal, común y corriente, buen padre de familia, estructuró su vida y luchó por ver a sus hijos, tuvo que demandar las visitas, las que obtuvo con costas en perjuicio de la parte querellante, no es cierto que no existe una motivación, la madre quiere que se aleje al padre de la familia, lo dice la carpeta de Fiscal, de la vida de los niños, ella contrae nuevo matrimonio y los niños le dicen papá Juampi al segundo marido, hay motivación; J.T. tiene una particularidad, es de una corrección extrema, 17 años empleado bancario, interrumpida bruscamente su carrera en el banco, hoy día se encuentra sin trabajo, nadie lo contrata, ha sido un hombre preocupado de sus niños, de ordenar su vida en torno a ellos, nunca estuvo solo en su departamento siempre estuvo presente una nana cuando estaban los niños ahí, es un hombre decente, psicológicamente sano, tiene una vida sexual común y corriente, nunca ha tenido un comportamiento perverso, no ha experimentado y no ha tenido tendencias homosexuales, van a escuchar a las dos últimas pololas del señor T., dispuestas a narrar su propia intimidad y contar cómo era la vida sexual del señor T., no existe ese perfil de derecho penal de autor, por ejemplo que es narcisismo, éste, en el señor T., es porque le gusta hacer deportes e ir al gimnasio y desde ahí se construye el argumento que permite sostener esta acusación no tiene el perfil descrito por la Fiscalía que constituye el argumento de la acusación, en consecuencia, el perfil psicológico de la Fiscalía es una debilidad probatoria, la incapacidad de probar directamente las imputaciones, por eso él declarará en el juicio, pero no es eso el objeto del juicio, éste es si violó o no a su hijo J., si lo penetró o no, por más que él sea muchas cosas, quién no tiene defectos...”

martes, 31 de julio de 2007

Peritaje

La doctora C.C., si bien fue un tanto desacreditada por la parte querellante, algunas cuestiones se pueden rescatar de su peritaje y de la exhibición de la prueba documental incorporada, como se señalará a continuación. La razón de por qué se puso en duda su credibilidad obedece a que dicho interviniente solicitó prueba sobre prueba, exhibiéndosele a la médico en audiencia un libro en el que ella colaboró, en dónde decía que la única causa posible de lesiones en los antebrazos es por defensa, y en el peritaje hecho por ella en relación a A.I., puso respecto a las lesiones que éste presentaba en dicha parte del cuerpo, tres causas totalmente distintas a las que ella expresa en el libro, por lo que el Tribunal entendió que no tiene la objetividad necesaria y no podríamos tener por acreditado que la lesión en la zona abdominal izquierda de borde romo se deba a calzado y no a un bate. Misma situación se dejó entrever cuando le fue exhibido el tac de la parrilla costal derecha, en donde dos peritos anteriormente han indicado las fracturas o rasgos de fracturas -y a simple vista sin ser médico se puede apreciar que ciertos huesos no presentan una continuidad- y ella señaló que no veía absolutamente nada. A mayor abundamiento, señaló que la fractura del cráneo comenzó en la parte superior a éste y se extendió hacia los lados como efecto dominó, cuestión que está en manifiesta contrariedad con los restantes peritos. Aún así, coincidió en que A. no presentaba golpes en la cara, que por las fotos vistas la lesión de la cabeza se explica por un bate de béisbol, que tiene una pequeña lesión en la ceja derecha, que presentaba traqueotomía y transplante de órganos, espalda sin contusiones o equimosis al igual que en las piernas, una equimosis en la zona abdominal izquierda y una más al costado....

martes, 24 de julio de 2007

GH

Pretender basar las decisiones en meras intuiciones, experiencias personales o en un conocimiento particular y privado de la realidad, hoy no parece posible, desde el momento en que la mayoría de esas mismas decisiones –se quiera o no- está siendo crecientemente objeto de escrutinio público y de que la única forma de poder salvar ese juicio es dando razones que puedan ser entendidas y compartidas por el resto de la comunidad.

sábado, 7 de julio de 2007

Cajas de (in)seguridad

“Todo iba a ser normal; mi hermano me prestó la plata. Si compraba la casa después de sacar una hipoteca, a fin de año esto hubiese sido algo tranquilo”, agregó, afectada por el terremoto político que la rodea.

–¿Qué día llevó el dinero al Ministerio de Economía?

–Fue el 4 de junio: lo tengo totalmente grabado. Lo traje yo.

–¿Por qué dejó la plata en el placard del baño?

–En mi casa la tengo guardada en un placard también; lo hice toda la vida. No soy una persona que tenga caja de seguridad.

–¿Por qué no la guardó en un banco?

–Porque fue algo de corto tiempo. Pensaba justamente llevarla al banco, pero el 5, cuando pasa eso, pensé que era mejor llevármela. Hoy sí pienso en todo eso, pero en ese momento le quité toda trascendencia. Cambié [de opinión] cuando se pensó [a raíz del episodio] que cualquier banda de delincuentes estaba en el Ministerio de Economía. Si no lo hubiera puesto bajo llave.

-En este país hubo valijas para funcionarios en el pasado y, por lo tanto, se sospecha que puede haber sido una coima...

-Sí, pero esto lo traje yo. El lunes 4 lo traje para llevarlo al Banco Nación donde tengo una cuenta para depositar la plata en efectivo y, con el resto, abrir una caja de seguridad para tenerlo con rápida disponibilidad. Esa era mi idea, pero no lo pude hacer porque tuve un día agitado. Después pensé: ¿lo llevo de vuelta? Pero para no estar con la plata encima, lo dejé. Cuando llego al día siguiente, mi secretaria María Teresa me dijo lo que pasó y yo le volví a restar importancia.

-¿Cómo califica su conducta: ingenuidad, torpeza o negligencia?

-Creo que fue un error y que también fue un error no haber hecho un comunicado ese día para anunciarlo. Hoy lo pienso, en ese momento no.

-¿No es negligencia?

-¿Qué sería negligencia? Muchas veces me olvido cosas. Lo que sí sé es que no es un delito ni nada de lo que tenga que avergonzarme.

-¿Todo ese dinero lo había pedido prestado o una parte era de su propio patrimonio?

-No, era el dinero que había pedido a mi hermano y un poquito mío.

-¿Lo pidió este año o en 2006?

-No, unos días antes.

-¿A un hermano suyo?

-A mi hermano Horacio, con el que estoy todos los fines de semana, que voy a comer asado.

-Entonces los fondos no están en su declaración jurada de 2006.

-No. Mi saldo al 31 de diciembre de 2005 en la caja de ahorro era de unos 76.000 pesos; al 31 de diciembre del 2006, 105.000 pesos. Esto fue presentado ante la AFIP y ahora estamos elaborando la declaración ante los organismos de control, porque para eso hay tiempo hasta el 31 de julio; el tema es que esa declaración incluye los datos hasta el 31 de diciembre de 2006 y yo le estoy pidiendo a mi contadora que, aunque no corresponda, incluya estos fondos de ahora. Porque si no, lo voy a poder explicar recién a mediados de 2008.

-El ministro Aníbal Fernández dijo que la policía le había avisado en el momento de la requisa. ¿El se lo dijo a usted en ese instante?

-No. Y mi secretaria no me llamó, pese a que me llaman todo el día por cualquier pavada.

-¿Por qué no lo guardó en la caja fuerte de su secretaría privada?

-Ahí entra un montón de gente.

-¿Y usted no tiene una en su propio despacho?

-No, sacaron dos hace más de un año, incluso sin mi conocimiento.

-¿No sabía que realizaban ese procedimiento diario de seguridad para detectar explosivos?

-Sí, pero no me imaginé que iban a abrir el placard del baño.

-¿Cuál fue su diálogo el Presidente sobre este tema, ya que se dijo que él estaba enojado y que su continuidad depende de la evolución de la causa judicial?

-Siempre sentí mucho apoyo, cariño y ayer [por anteayer] pude arreglar con el Presidente y con el jefe de Gabinete que podía hablar y explicar, porque me salía de la vaina por hacerlo.

-¿No hubo ningún reproche?

-No, al contrario, hubo llamados de afecto y solidaridad, inclusive de mucha gente común.

-¿Existe un boleto de compra?

-No, yo estaba buscando el dinero para la compra de una propiedad, pero no había encontrado ninguna.

- ¿Existe algún comprobante del préstamo de su hermano?

-No. Lo podría haber hecho...

-Porque van a querer saber si su hermano tiene ese patrimonio.

-El tiene perfil bajo, es contador público, tiene una empresa, un laboratorio de especialidades medicinales, y se va a perjudicar porque deberá contar todo con lujo de detalles.

-La otra hipótesis es que alguien le llevó una valija...

-En eso no hay problema porque las audiencias que tuve son públicas y están en manos del fiscal.

-¿Corre riesgo en el cargo?

-Hasta hoy no, pero los funcionarios dependen de quien toma las decisiones y yo me siento muy gratificada por el apoyo del Presidente.

-¿El Gobierno puede actuar igual que con los funcionarios citados por un juez por el caso Skanska, desplazándola si la indagan?

-Soy grande y me tengo que hacer cargo de lo que ocurrió. Si esto tiene esas consecuencias, voy a estar completamente dispuesta a que sea así. Lo que tengo es una tranquilidad absoluta y no me enojaría con el Gobierno en un momento en el que se juegan tantas cosas importantes para el país.

-¿O sea, que podría presentar la renuncia en ese caso?

-Esas cosas no dependen de mí.

-¿Pero pensó en renunciar?

-Pensé en tantas cosas... pero hoy no soy yo, sino ministra de economía de un gobierno que me tiene que decir, sobre todo mis autoridades, los pasos que tengo que dar. Desde lo íntimo no entiendo tanto ensañamiento, porque hubo ministros que firmaron cosas que le costaron al país cientos de millones de dólares y no sufrieron esto. O tenían consultoras y estudios...

M.K
La Nación Diario

miércoles, 20 de junio de 2007

Ideas

para ver si entiendo bien la idea, hago las siguientes reflexiones
1. actualmente cuando se abre un concurso es para cubrir un cargo determinado.
2. asi se elige un juez para un cargo determinado
3. con el proyecto que se comenta, el Senado y el Poder Ejecutivo darian acuerdo para un juez sin cargo fijo
4. Cuando haya una vacante, el Consejo ya tendria un juez nombrado y lo pone donde quiere.

Con este sistema me causa preocupacion. EN primer lugar porque solo tiende a disimular las obligaciones constitucionales que tiene cada organo. EL Consejo tiene obligacion de abrir el concurso y resolverlo, el senado de elegir la terna y el presidente en elegir. Con el sistema que se pretende me hace acordar a la delegacion de facultades legislativas del Congreso al Presidente. Se le dan un par de pautas y luego el presidente aumenta o baja aranceles, pone plazos o los elimina etc.

Teniendo presente que estamos en ARgentina y regidos por politicos argentinos, lo que me imagino es que puede pasar cualquier cosa. Ejemplo. concurso de jueces de primera instancia para juzgado 1 comercial. Cubierta, quedan 5 jueces en el "banco".
Alternativa 1: el senado y presidente eligen 5 jueces sin cargo a la espera de la vacante? entonces el Consejo se limita a elegir uno cualesquiera de ellos? habra un ranking?
Alternativa 2: el presidente decide reasumir sus funciones indelegables y dice que la regulacion es inconstitucional. Esto ya se hizo con el Fiscal MOlinas de investigaciones administrativas. La ley decia que debia ir a juicio politico pero el presidente Menem dijo que ese requisito no lo establece la constitucion y lo removio al igual que a los tres fiscales adjuntos. La Corte de entonces ratifico. Me imagino que el presidente puede decir lo mismo respecto de esta norma. NO me parece improbable que otra corte diga cualquier cosa
Alternativa 3. hay una vacante en un juzgado comercial, el consejo lo nombra para la camara
Alternativa 4. hay una vacante en un juzgado federal civil y comercial y el consejo lo nombra. En estos dos ultimos supuestos se puede recurrir a la doctrina de la corte que no es invalido mover un juez de un lugar a otro si tiene los acuerdos pertinents y si el juez esta de acuerdo.

EN fin, lo que quiero decir es que en Argentina, la solucion se conviete en parte del problema. Si el problema es la mora de algun organo (el Ejecutivo, el Senado o el Consejo) la solucion pasa por hacer valer las responsabilidades legales que corresponden. Alterar el sistema porque no funciona solo va a llevar a otra desnaturalizacion posterior.

M. de J.



si vamos a crear un banco de jueces creo que ese sistema seria reemplazado
3. por el nuevo sistema, los jueces no elegidos (digamos los dos no elegidos de la terna y otros tres mas) conformarian la nueva terna

lunes, 23 de abril de 2007

viernes, 6 de abril de 2007

Asuntos Internados

Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona

UNO
X vuelve a enfermarse y vuelven a internar a X y –mientras la ambulancia corre aullando su canción roja por las calles de Buenos Aires– lo único que hace X es rezar. No reza por su enfermedad pulmonar (a la que ya se ha resignado) ni por los suyos (pidiendo protección para ellos en caso de que esta vez sea la última y la vencida). No, nada de eso. X reza porque no vuelva a pasarle lo mismo que le pasó la última vez que lo llevaron a la clínica. Y está claro que las plegarias de X están mal redactadas o que hay algún tipo de desperfecto en la línea de oraciones y ruegos o que, simplemente, alguien ahí arriba tiene un más que cuestionable sentido del humor. Porque X es depositado en su habitación y, de pronto, se escucha un tumulto como de ola gigante avanzando por los pasillos de la clínica y la mujer y los hijos de X miran por la ventana y, temblando, susurran: “Uy, afuera está todo lleno de cámaras de televisión”.

DOS
X se llevó a la clínica su computadora y me escribe un e-mail donde se lee: “A que no sabés qué pasó. Volvieron a internarme. Y volvieron a internarlo a El. En el mismo piso en el que estoy yo. Otra vez. Como hace unos años, ¿te acordás?. La historia se repite. La historia es circular. Me siento como si estuviera perdido dentro de La invención de Morel o de un episodio de Dimensión desconocida o algo así. Comienzo a sospechar que soy parte de un experimento que desconozco y cuyo propósito no alcanzo a comprender. Seguiremos informando”. Después, X me pregunta cómo va todo por aquí y me dice que tiene que dejar de escribir porque se aproxima, puede oírla, una procesión de fieles lanzando aullidos y flagelándose. X me comenta que las fuerzas de seguridad de la clínica –a las que se han sumado los enfermeros más jóvenes– todavía resisten, pero que no pueden asegurar por cuánto tiempo más podrán contener a los acólitos. X me dice que tiene miedo, no por él sino por los suyos, y que les ha pedido, les ha ordenado, que ya no vuelvan, que se olviden de él. Después me pregunta si por aquí salió la noticia en televisión. Le contesto que sí. Me pregunta si le dedican mucho espacio. Le digo que no mucho, que bastante menos que la última vez. Le digo que acá están más ocupados con Gabo, que aparece por todas partes y con cualquier excusa, que se escriben largas notas sobre el lápiz negro con el que lo corrige todo, sobre sus camisas a cuadros, sobre cómo éste o aquél estaba a su lado en el momento preciso en que se le ocurrió la idea para Cien años de soledad o sobre cuando empeñó la máquina de escribir o algo así para poder pagar las estampillas para poder enviar a Buenos Aires la primera mitad del manuscrito y que, al hacer el paquete, se equivocó y puso la segunda mitad, por lo que tuvo que salir corriendo a buscar más dinero para enviar la primera parte, algo así. Le comento que también vi, en La Jornada y en The New York Times, una foto que muestra al escritor colombiano sonriente y con el ojo en compota después de esa legendaria pelea que tuvo con Vargas Llosa hace más de tres décadas. Pero, raro, que no la vi publicada en El País de España donde, por estos días, el alias Gabo es la palabra más impresa luego de la sigla ETA. Le digo que, en un artículo, alguien le dice “Arcángel Gabriel”. “Ah, un arcángel es poca cosa... Yo aquí al lado tengo a Dios”, me responde X con un suspiro electrónico.

TRES
X me pregunta qué es lo que dicen acerca de “todo lo que le está pasando a El para que todo esto me pase a mí”. Le digo que dicen que “come mucho asado y toma mucho alcohol” y que “la culpa es del entorno”. “Ja”, ríe X casi en cortocircuito desde tan lejos, “Pero si su entorno es El mismo. El es tan grande y tan gordo que, aunque esta vez esté más flaco, su propia carne es su entorno. Todo empieza y termina en él mismo. Después de todo, ¿no es ésa una de las condiciones imprescindibles para calificar como ser divino y todopoderoso?” Y agrega: “Lo peor de todo es que ya sabemos cómo sigue esto: va a salir, va a decir cosas como ‘Me vi el corazón como una milanesa’ (o, mejor, ‘Me vi el hígado como una provoleta’), recordará que le dieron un título en Oxford ‘para que aprendan los que pensaban que todos los futbolistas eran unos ignorantes’ y después, repuesto, escribirá un nuevo tomo de sus memorias y aparecerá en algún programa de televisión llorando por sus hijas y haciendo jueguito con pelotas de tenis o con naranjas. Todo se repite, siempre. Por Dios: este tipo no es Dios... ¡Este tipo es la Argentina! ¡Si hasta la fonética del nombre del país se parece a la del suyo! ¡Nuestro país tiene nombre de jugador de fútbol! ¡Intercambiarlos ya que nadie se va a dar cuenta!”. Después, me parece, X delira. Me dice que habría que suplantar todas esas abstracciones del tipo sensación térmica o riesgo país, quitarles el térmica y el país y suplantarlos por “el nombre o por el apellido de El”. Después me dice que ayer tuvo un sueño terrible: “Soñé que a pedido de El –hágase su voluntad– traían desde Cuba a Fidel Castro para que estuvieran juntitos, internados. Y que Chávez venía a visitarlos y que transmitía su programa televisivo-radial-psicotrónico desde un quirófano de la clínica”. Después, X me informa que escucha ruidos cada vez más fuertes y que “creo que se está combatiendo en el segundo o en el tercer piso”.

CUATRO
No recibo noticias de X desde hace un par de días, por lo que decido distraerlo con otra historia, lejana, de fanatismos extremos. El caso de Yang Lijuan, fan absoluta del actor y cantante Andy Lau, protagonista de Infernal Affairs, versión original de la película con que Scorsese ganó el Oscar. Parece que Yang Lijuan era tan fanática que llevó a la ruina a su familia. Su padre, campesino de Ningxia, vendió hasta lo que no tenía para que su hija pudiera acercarse a su ídolo. Cuando ya no le quedaba nada, el padre se presentó en una clínica para vender un riñón. Andy Lau se enteró del despropósito y accedió a fotografiarse con la joven no sin antes criticar a “los hijos egoístas que abusan de sus padres”. Pero la muchacha no se conformó con esos pocos minutos y se volvió más loca y el padre, desesperado, acabó arrojándose a la Bahía de Kowloon no sin antes dejar una carta suicida donde maldecía al actor por haberle arruinado la vida y desairado a la niña de sus ojos. Viuda e hija solicitaron una ampliación de su visado para Hong Kong no para quedarse a los funerales del pobre hombre sino para ver si ahora Andy Lau accedía a una cena a solas o algo así.

La respuesta de X me llega a los pocos minutos y la leo con los ojos abiertos por el espanto: “Buena idea. Voy a darle mi hígado. Se lo regalo y que le aproveche. Tal vez así me deje en paz. Quizás así tengamos paz todos... Ha llegado el momento de los grandes sacrificios. ¡El Horror! ¡El Horror!”.

Ya van varias veces que llamo a la clínica, pero me dicen que no hay ningún paciente con el nombre de mi amigo. Al fondo se escucha, como si se tratara del cántico subterráneo de potencias ancestrales, un “Oéoéoéoé Iéo Iéo”, y es un sentimiento, y no puede parar, nunca más.

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-82834-2007-04-06.html

jueves, 29 de marzo de 2007

Cada vez mas inteligentes?

El hombre como organismo cibernético

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=895066

Por Juan José Sanguineti
Para LA NACION

Nuestra cultura es tecnológica porque, en lugar de limitarnos simplemente a trabajar manejando artefactos técnicos, creamos un universo de aparatos que realizan el trabajo "por su cuenta" y potencian de un modo prodigioso nuestras posibilidades.

Las máquinas automáticas ejecutan con "autonomía" secuencias de acciones destinadas a obtener resultados definidos. Llegan mucho más lejos que nuestras posibilidades individuales. Y así extienden enormemente nuestro dominio de la naturaleza. Basta pensar en la ampliación de posibilidades que nace de las naves espaciales, las centrales nucleares, los aceleradores de partículas. Las usamos en el sentido de que las "manejamos": caen bajo nuestro control y dirigimos sus operaciones hacia donde nos interesa.

Con la revolución informática que se inicia a mediados del siglo XX, la automatización llegó al tratamiento de la información, por los que penetró en dominios que antes parecían reservados al procesamiento cerebral y a la potencia de cálculo de la mente individual (una potencia muy limitada).

La tecnología informática es una tecnología de la inteligencia racional. Como toda tecnología, se "separa" del hombre y se hace autónoma en los aparatos, aunque el hombre la manipula e intenta tener con ella una relación "amable". Ahora podemos fabricar robots o máquinas inteligentes, que trabajan "inteligentemente" y que nos asesoran en los aspectos técnicos implicados en nuestro trabajo profesional (ingeniería, medicina, elaboración de textos, etc.), incluso "tomando decisiones" que podemos hacer nuestras.

Lo increíble es que no todo se acaba aquí. La nueva frontera de la tecnología de la inteligencia es capaz ahora no sólo de actuar en el mundo, sino de colaborar con los procesos informáticos de tipo neurofisiológico.

Es antigua la tecnología aplicada al cuerpo, por ejemplo en la cirugía. Pero la novedad aquí es que el automatismo de las tareas informáticas puede intervenir en nuestro organismo subsanando sus defectos y mejorando sus prestaciones, especialmente sensoriomotrices. Este es el campo de la neuroingeniería computacional.

Son como tres grandes oleadas de la tecnología: el maquinismo "energético", la informatización de los procesos cognitivos y, ahora, la incorporación de la máquina informática en el cuerpo humano, concretamente en el sistema nervioso, en cuanto parte de nuestro cuerpo destinada a elaborar la información al servicio de nuestras funciones psicosomáticas y neurovegetativas.

Control por computadora

Un dispositivo electrónico implantado en una estructura nerviosa dañada (por ejemplo, una prótesis coclear como sustitución de la cóclea, parte del oído interno que transforma los estímulos sonoros en impulsos nerviosos codificados) permite oír a algunos pacientes sordos.

Y así, con la implantación de biochips en ciertos sectores del sistema nervioso (neuroprótesis), es posible lograr en pacientes la recuperación de sensaciones (vista, oído, tacto) o del control de movimientos perdidos (en sujetos tetrapléjicos y en el futuro en otras enfermedades que afectan la motricidad).

Desde una computadora se puede controlar, de este modo, la recepción de estímulos nerviosos. Y, al revés, las señales producidas en la corteza, conectadas con computadoras, pueden lograr un control muscular o incluso mover desde lejos robots, máquinas o cursores de computadoras por medio de ondas de radio (sin cables).

De alguna manera, con el solo pensamiento parece que se podría mover un miembro o un objeto externo, incluso lejano, aunque en realidad no es el puro pensamiento el que hace esto, sino el comando motor cerebral (señal nerviosa) que en el hombre deriva de su pensamiento encarnado en actos imaginativos y conectados con emociones (por ejemplo, imaginar que uno está moviendo la mano, o apretando una tecla, o moviendo un cursor).

En la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, con un experimento efectuado en 2003 se consiguió que unos monos con electrodos conectados a ciertas partes de la corteza cerebral movieran brazos robóticos distantes con sus deseos o comandos. Ejemplos como éste, también en seres humanos, poco a poco van siendo más numerosos, por ejemplo, los experimentos del neurólogo John Donoghue, en la Brown University (Providence, Estados Unidos), en relación con la interfaz máquina-cerebro.

Son notables las investigaciones que se están realizando en el campo de la neurorrobótica, en la Escuela Superior de Sant Anna (Pisa), con la dirección de Paolo Dario. Otro ejemplo es el de Kevin Warwick (Universidad de Reading, Reino Unido), profesor de cibernética que se ocupa de la implantación de chips en el sistema nervioso (proyecto Cyborg, término que alude a la unión del organismo con aparatos informáticos: "organismo cibernético").

Máquina, organismo y mente

En los próximos años la incorporación de la tecnología "inteligente" a los controles nerviosos podrá perfeccionarse, abaratarse comercialmente y extenderse a nuevas situaciones.

Estamos ante una nueva modalidad tecnológica en la que la creación de máquinas, típica del Homo sapiens , una vez más prolonga la acción del hombre en el mundo de la materia, esta vez en su propio organismo. Poco a poco nos vamos acostumbrando a que esto sea así también en el campo informático, tan propio de la vida y del psiquismo.

Y esto no pone en peligro nuestra identidad como personas humanas, no obstante las inevitables reacciones desmedidas que ven en este nuevo frente tecnológico la amenaza o, en el otro extremo, el sueño utópico de la creación de una nueva especie de hombre "mitad humano" y "mitad máquina" (el "hombre biónico", el cyborg ).

Los riesgos de abusos existen, sin duda, pero ya sabemos que la ética debe controlar a la tecnología. En este tema, lo que se pide es la salvaguarda de la acción personal, proveniente de un sujeto autoconsciente y libre. Siempre se podrá dañar o impedir el acto humano, con todo tipo de medios, pero no debemos hacerlo.

Las investigaciones actuales de la neuroingeniería computacional, con los ejemplos vistos, se mueven en el terreno de la potenciación de funciones sensomotrices. Con la bioingeniería podremos controlar, cuando haga falta, la dimensión neurovegetativa y somatosensitiva de nuestra personalidad, en el respeto del bien de la persona y de sus actos más significativos.

Está por verse hasta qué punto ese control puede incidir sobre las bases neurológicas de nuestro pensamiento y volición, con sus emociones y tendencias, entre las que prima el amor humano y la actitud personal ante los valores más altos (amistad, amor a la ciencia, arte, religiosidad, honestidad moral).

La parte alta de la persona (el "yo" en su sentido profundo, moral, religioso, sapiencial, personal) no nace de procesos neurales, aunque sí está condicionada por el dinamismo neurológico.

La neuroingeniería del futuro podrá facilitar el acceso mental a más información y fortificar nuestra memoria, como en otro sentido ya lo ha hecho la computación, pero no podrá causar el amor, las respuestas morales o los sentimientos espirituales más elevados y, si se pretende que sí podría hacerlo, entonces es que esa parte elevada de la persona es ignorada, o quizá dejaría de estar activada, como puede suceder también por efecto de drogas y otros atentados al psiquismo de la persona.

Cuando decimos que la tecnología "se maneja", queremos indicar que con la mano, la parte de nuestro organismo que goza de más grados de libertad de movimiento, disponemos voluntariamente de sus usos y aplicaciones. La mano, como ya vio Aristóteles, es el instrumento de la racionalidad humana en el dominio del mundo.

Aunque el control tecnológico ahora pueda correr a cargo del movimiento de los ojos o de los comandos nerviosos, no por eso deja de estar "en nuestras manos", es decir, en dependencia de nuestra libertad racional.

Todo nuestro cuerpo está implicado, en realidad, en la conducta intencional del hombre en el mundo humano: el cerebro, como procesador de información; el rostro, como órgano de comunicación humana; el aparato vocal, como instrumento físico del lenguaje; las manos, como órgano de la acción racional sobre las cosas materiales.

La neuroingeniería está dando una peculiar relevancia a la convivencia entre nuestro organismo, las máquinas y los procesos mentales, que sólo son posibles cuando nuestro sistema nervioso funciona oportunamente.

Lo que se perfila en el horizonte no es la figura del cyborg de la ciencia-ficción, sino la persona humana en una nueva etapa de su desarrollo tecnológico. Este desarrollo debe estar al servicio de los fines más hondos de la existencia humana. La dimensión ética de la vida garantiza, precisamente, el "recto orden" de la razón.

El autor es profesor de Filosofía del Conocimiento en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, de Roma.

Cada vez mas tontos?

¿Nos volvemos cada vez más tontos?

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=895358

Por Oscar R. Puiggrós
Para LA NACION

Un título similar es el de una nota que Erika Wisselink publicó en la Revista de Occidente , en 1964. La autora, profesora de filosofía en Stuttgart, nos lleva con su análisis de hace 40 años a asegurar que su pregunta tiene hoy tanta o aún mayor vigencia en el conflictivo mundo actual y en nuestra Argentina siempre en crisis.

Los progresos de la ciencia y de la técnica que caracterizaron a este último siglo y a los primeros años del XXI han ampliado los conocimientos para mejorar la salud, prorrogar la vejez, hacer la vida más segura y feliz. Sin embargo, seguimos padeciendo las inclinaciones perversas del rencor, la violencia, el incontrolable atractivo del ejercicio del poder y los intereses desenfrenados de todo orden que nos abruman; pero los ciudadanos seguimos -insensatos- sólo como temblorosos espectadores y vanos comentaristas. La civilización puesta a prueba , de Toynbee; La decadencia de Occidente , de Spengler; la original Rebelión en la granja y 1984 , de Orwell, y tantos otros, poco efecto han tenido para cambiar el rumbo a las aspiraciones y al manejo del poder descontrolado, de los excesos para defender intereses y también convicciones religiosas que en los hechos no se caracterizan por su preocupación por la paz y por la fraternidad con "el otro" distinto, y esto ocurre tanto con los irresponsables que inventaron la inútil "guerra preventiva" -condenados de entrada por algunos pocos, entre ellos el papa Juan Pablo II-, como por lo de los otros extremos del terrorismo que incurren en igual "tontería".

Los resultados están a la vista, por desgracia, la historia se limita más a un recuerdo que a una enseñanza eficaz.

En los últimos tiempos, la historia ha incorporado experiencias ampliamente superiores a las de varios siglos anteriores, pero, sin embargo, no somos expertos en la paz y en muchas otras materias. El comunismo de la Unión Soviética se derrumbó; de Mussolini, Stalin, Hitler y otros tiranos, nada queda; los socialismos se liberalizan; el capitalismo ya está en el escenario compitiendo duramente y dando cuenta de sus debilidades en necesaria y forzada humanización; pequeños y audaces líderes ideólogos todavía sobreviven, a pesar de los débiles soportes de su mayoría precaria.

Nunca los hombres supieron tanto como ahora. Se dice que viven más sabios que todos los que registra la historia. Viajes espaciales, aviones a reacción, televisión, celulares, rascacielos, energía atómica, comunicaciones y transportes, todos estos avances pueden facilitar y estimular una existencia pacífica y feliz; pero a pesar de esos progresos que nos permiten lograr beneficios reales, seguimos dominados por inclinaciones tan tontas como perversas: nos ensañamos contra la naturaleza, contaminamos el agua y el aire, talamos los bosques, no corregimos los excesos del ruido, toleramos la producción, distribución y consumo de la droga (suicidio de los países "más adelantados"), azuzamos y promovemos los rencores individuales y colectivos, son menos los que trabajan por la concordia que los que cultivan el resentimiento... y viven de él.

La educación de la juventud -diría que casi "todos"- reclama una atención impostergable. La lectura, la correspondencia y aún la conversación decaen; los conocimientos y la información se alimentan por imágenes, por medio de la televisión -varias horas diarias-, y así la visión ocupa el lugar del esfuerzo intelectual, de la imaginación creativa y del pensamiento ajeno que se recibe enlatado en transmisiones del más despreciable nivel ético y cultural (hoy Gran Hermano está a la cabeza del rating juvenil y de la estupidez y la degradación).

Claro, se explica entonces que el estado actual de la humanidad, a pesar de que nunca hubo tantos sabios, muestre incontables agujeros negros y amplios espacios sin control que facilitan la intransigencia con las opiniones, intereses, creencias y gustos ajenos y los extremos de la violencia y el terrorismo. Hoy vemos azorados la aparición de la nueva "profesión" de los suicidas, que no mueren como los mártires de la vieja Roma, sacrificados por una fe que enseñaba la paz y el amor, incluso el perdón para sus verdugos. Será bueno recordarlo.

En Paideia , de Jaeger, se analiza el orden jurídico de la noble Grecia, sus efectos positivos y sus resultados deplorables cuando se lo debilita. La preeminencia del derecho es ineludible, y Solón proclama que, a pesar de sus períodos de retroceso, siempre vuelve, y cuando se pasa por encima de él, el castigo es inevitable. Hoy, esa pena no es -como decía Hesíodo- las malas cosechas o la peste, sino el desorden social y la violación de la justicia; surgen luego las disensiones internas y se llega a la desventura generalizada.

La tarea política parece olvidar estos luminosos antecedentes. La retórica enseña las reglas del buen decir, es un medio propio de la acción política, y Sócrates la ataca con la mayor dureza por su indiferencia moral y puro formalismo, que la convierte en un mero instrumento para la lucha sin escrúpulos en la contienda pública. Será útil recordar estas observaciones en la campaña electoral, que ya empieza a mostrar signos de desmesura. La falta de respeto al otro de diferentes ideas, que se convierte en adversario y luego en enemigo, a quien hay que desacreditar y, finalmente, colocar fuera del sistema y destruir políticamente, es obvio que así la convivencia ciudadana se vuelve imposible.

Cicerón parece haber escrito ayer, después de conocer nuestras últimas noticias. El poder y la ley, dice, no son sinónimos, y con frecuencia están en irreductible oposición. Tiene razón: el poder siempre es efímero, transitorio, aunque por cualquier maniobra se logre prolongarlo; la ley no. Si pasa por crisis vuelve y castiga. Cicerón agrega que el hombre civilizado es inmune frente a las aclamaciones pasajeras, las novedades superficiales, las modas del pensamiento, las hazañas o las tormentas emocionales. ¿No es cierto que es oportuno recordarlo? Cuando una sociedad se vuelve corrupta y cínica, prefiere el poder de los hombres al gobierno de la ley, va entonces camino a su propia destrucción, aparecen los déspotas con mil "explicaciones", excusas y artificios atractivos.

En materia política, seguimos teniendo demasiadas percepciones y escasos conceptos. Las ideas se analizan ligeramente y apenas se actúa con prudencia. Así caemos en absurdos espasmos golpistas contra presidentes ejemplares por su honradez o por su talento de estadista. Ni qué hablar del estilo con que se afrontan ciertas relaciones exteriores, el imprudente uso de la fuerza contra la ley y el diálogo y el agravio temperamental contra débiles y fuertes.

Las ideologías -hoy desacreditadas- se enfrentan con el pragmatismo inevitable en la gestión de los gobiernos. De ahí la necesidad de abandonar las confusiones en que se incurre, por ejemplo, cuando se habla de izquierdas y derechas o zurdos y reaccionarios. En esta etapa de la evolución política universal y de nuestra región americana (Brasil, Uruguay, Chile, México, etc.), los calificativos fundados en ideologías chocan con la conducta de gobiernos impulsados por la necesidad de resolver los problemas que los pueblos reclaman, al margen de las recetas intelectuales que la experiencia ya reconoce inservibles.

Los valores que sostienen a la democracia son bien conocidos, algo hemos comentado en párrafos anteriores. Quienes ejercen el poder y quienes lo procuran no los ignoran. Olvidarlos y seguir la senda de la aventura personal, de la ambición desmedida y de los reiterados fracasos que nuestros antecedentes nos han dolorosamente mostrado nos llevará a recaer en los mismos desatinos.

Estos comentarios apuntan a nuestro proceso electoral, que será un test y un examen general autocrítico.

Nos hemos familiarizado con el desorden, que además de ser una caricatura de la libertad, ya da los primeros pasos hacia la anarquía, tradicional antecedente de la dictadura. Las cotidianas noticias inocultables son una abrumadora pesadilla que el poder político no puede o no quiere corregir. Sus víctimas son los más débiles e indefensos.

¿Nos estamos volviendo tontos o estamos en el camino de volvernos inteligentes? El 28 de octubre lo sabremos. Sería lamentable que tuviéramos que quitar los interrogantes al título que hemos puesto a esta nota.

El autor fue ministro de Trabajo (1962) y de Bienestar Social (1972).

miércoles, 14 de marzo de 2007

Jurados 2

Estimados:

Tal vez sería bueno mencionar algunas realidades sobre el juicio por jurados en los Estados Unidos:

1. En primer lugar, más del 90% de las causas penales en USA se resuelven por acuerdos entre fiscal y defensor (plea bargain), de modo que ni siquiera llegan a tener una decisión judicial. Otra porción son resueltas por jueces profesionales, por así consentirlo las partes.
2. En consecuencia, la porción de juicios que efectivamente se someten a la decisión de jurados legos ronda en menos del 5%.
3. Si no fuese así, si todos o la gran mayoría de los casos fueran resueltos por jurados en los Estados Unidos, su sistema judicial habría colapsado hace ya mucho tiempo, no importa la cantidad de recursos económicos que se inviertan.

En general, los casos que se someten al juicio por jurados tienen ciertas características recurrentes: se trata de imputados con muchos recursos (no abundan los abogados que se dedican al juicio por jurados, y sus honorarios son altísimos), son acusados de delitos graves (de lo contrario, tal vez no se justificaría gastar tanto dinero), son culpables (por lo tanto no pueden obtener una negociación satisfactoria con el fiscal, ni se arriesgarían a ser juzgados por jueces profesionales), y son famosos (esperan compensar las pruebas en su contra con la seducción a los jurados). Por nombrar dos casos conocidos de los últimos años, O.J. Simpson y Michael Jackson cumplían estos requisitos, ambos fueron absueltos, y nadie entendió nunca los motivos que llevaron al jurado a esa decisión (de hecho O.J. Simpson fue condenado por un tribunal civil como homicida a pagar una fuerte indemnización, a pesar de su absolución en la causa penal).

El juicio por jurados en la versión anglosajona, tiene una serie de características que son difícilmente compatibles con varias garantías integradas a nuestra Constitución a través de varios tratados internacionales mencionados en el art. 75, inc. 22.
Entre ellas: a) la necesidad de que alguien sea condenado a través de una sentencia fundada (el jurado se encierra a deliberar, y precisamente por su condición de lego, sólo emite un veredicto sin expresar los fundamentos de su decisión); 2) la doble instancia efectiva (difícilmente puedan revisarse por un tribunal superior los argumentos que no se conocen; además, es de la esencia del juicio por jurados que sea el pueblo, los "pares", los que emitan la decisión, de modo que si esa decisión luego fuera revocada por jueces profesionales se estaría alterando la naturaleza del instituto); 3) la garantía del juez imparcial (al desconocerse los motivos de la decisión, es imposible saber si ella se debe a un análisis de la prueba a través de un razonamiento que llevó a la convicción, o si se decisió arbitrariamente, por prejuicios de cualquier tipo, etc).
En La Ley, del año 1998, pueden encontrar publicado un informe muy interesante del Consejo de la Magistratura de España, donde se hizo un relevamiento del funcionamiento del juicio por jurados allí luego de los primeros años desde su implementación. Es interesante observar el alto porcentaje de decisiones que, contrastadas con la prueba producida, fueron tachadas directamente como "absurdas".

Otra de las garantías consagradas en los pactos y en la jurisprudencia de la Corte Suprema desde "Mattei" (Fallos: 272:188), es la de obtener del modo más rápido posible, una decisión que ponga fin a la situación de incertidumbre que conlleva el sometimiento a proceso. Las dificultades operativas que significaría tener que realizar audiencias preliminares para la elección de jurados (12 titulares y 6 suplentes, según el proyecto en el Senado), más las dificultades de lograr la comparescencia de todos ellos y su mantenimiento durante el debate, hace que si el juicio por jurados superara ese 5% de las causas, el sistema colapsaría de inmediato.

Eso sin contar los costos. Ramiro Rua publicó hace unos años un interesante artículo en El Derecho donde cuenta un caso de los Estados Unidos, donde luego de dos años de debate los jurados no se pusieron de acuerdo y el juicio debió ser anulado. Esto costó unos cuantos millones de dólares al Estado, sin contar las demandas de los jurados que, por estar encerrados durante todo ese tiempo en un hotel, tuvieron serios trastornos familiares, laborales, físicos, etc.

La experiencia de Córdoba merece un comentario aparte. Sólo se utiliza el juicio por jurados para casos muy graves, una porción muy pequeña de homicidios, violaciones, agravadas, etc. Y a diferencia del sistema anglosajón que sigue el proyecto de ley para la Nación, en Córdoba se implantó el sistema "escabinado" que se sigue en varios países europeos, esto es, la combinación de jueces profesionales con algunos legos elegidos al azar.
El sistema escabinado es más compatible con las garantías constitucionales antes mencionadas, pues al intervenir jueces profesionales, deben emitir una sentencia fundada, que puede ser revisada y controlada su objetividad. Pero al mismo tiempo, para quienes desconfían de la justicia profesional, la experiencia muestra que los jueces profesionales normalmente ejercen una fuerte influencia sobre los legos, y terminan tomando el control de la decisión.

CONCLUSION: el juicio por jurados, tanto en USA como en Inglaterra, se han mantenido por la tradición que les dio origen, pero sólo se utilizan en una parte ínfima de las causas penales que se resuelven. Si se intentara su implementación generalizada en Argentina -como pareciera ser la intención de muchos- el sistema simplemente estallaría en pedazos. Si se lo mantiene para una minoría excepcional de casos, entonces no se entiende cómo su implementación es tan trascendental para mejorar el sistema.
Saludos,

R. R.

Jurados

Muchas gracias, Matías. Sólo me gustaría hacer una reflexión sobre los transplantes institucionales.
El Premio Nobel de Economía de 1993, Douglass North, ganó su premio por sus trabajos sobre el nacimiento, desarrollo y desaparición de las instituciones, y su vinculación con el crecimiento económico de un país.
Para North, institución es todo contrato, acuerdo, mecanismo, etc., destinado a agilizar o permitir los intercambios o la resolución de conflictos, de modo tal que sirva para definir derechos de propiedad o reducir costos de transacción.
Hablaba de instituciones formales e informales, concluyendo, en sus estudios históricos, que en general las instituciones nacieron informalmente, y su eficiencia las transformó en formales. Y que perduraron hasta que dejaron de ser eficientes, y entonces desaparecieron, siendo reemplazadas por otras mejores.
Esto es muy importante cuando uno piensa en transplantes legislativos. Argentina ha padecido mucho de esto, a veces con buenos resultados (la Constitución de 1853, para mi gusto, si bien no fue un transplante puro), y a veces con malos resultados.

En materia procesal penal esto es un símbolo. A fines del siglo XIX, Argentina copió una ley procesal española que establecía procedimientos escritos e inquisitivos, que había sido derogada y reemplazada en la propia España hacía más de diez años por un procedimiento oral y acusatorio. Sin embargo, porfiadamente mantuvimos estos procedimientos ´por más de un siglo.
Ahora queremos importar el juicio por jurados. Creo que es bueno recordar que el juicio por jurados tuvo su origen en el Assize de Clarendom, en 1185, cuando el rey de Inglaterra, consciente de que no tenía recursos para administar justicia por los crímenes cometidos en la campiña y los bosques de Inglaterra, decidió encomendar a los 12 vecinos más representativos de cada aldea, que resolvieran esas causas.
Evidentemente, en términos de North, fue un modo de establecer un mecanismo eficiente de resolver conflictos, definir derechos y disminuir costos de transacción. Es interesante recorar que en estos orígenes, los 12 jurados no eran elegidos al azar, sino que se debía escoger a los 12 vecinos más representativos.

Ahora bien, tratar de trasladar esta solución eficiente de hace más de 800 años, a la Argentina de hoy, no parece muy razonable. En primer lugar, porque esos doce vecinos resolvían en general homicidios, robos, estafas, etc., esto es, hechos simples y de fácil comprensión, muy distintos a estafas multimillonarias y otros delitos que son habituales hoy en día, en que se requiere saber examinar peritajes scopométricos, contables, médicos, genéticos, etc.. En segundo lugar, porque ellos eran los 12 más representativos, y no 12 elegidos al azar entre un conglomerado indiscriminado. Lo que lleva a preguntarse si los criterios democráticos para elegir legisladores debería seguirse para resolver causas judiciales.

Uno piensa que la elección democrática de legisladores o presidentes, tiene que ver con que sean representativos de la mayoría de la gente, aunque pretende que la gente al votar trate de buscarle a los candidatos algunas virtudes. En las repubicas italianas, como Florencia en la Edad Media, se probó la idea de elegir los gobernantes por sorteo, aunque no duró mucho tiempo. Nosotros elegimos a los legisladores votando por ellos, y se supone que les buscamos algunas virtudes.
Por otro lado, hay ciertos cargos públicos que requieren cualidades especiales, y no me parece que tenga mucho sentido que se las elija en votaciones democráticas indiscriminadas. Por ejemplo, los jefes de las fuerzas armadas, los jefes de policía, maestros, médicos de hospitales públicos, bomberos, etc., se supone que son elegidos por ciertos estudios y capacidades personales que los autorizan a desarrollar esas actividades. No me parece que en una ciudad se elija por sorteo al maestro, al policía o al médico. Esto tiene que ver con el principio elemental de división del trabajo que hemos seguido desde la Edad de las Cavernas.

Algo parecido creo que debería suceder con los jueces. En la medida en que las causas judiciales -especialmente las penales- se hacen más complejas, y requieren conocimientos especiales sobre distintos tipos de peritajes, y sobre la evaluación de los testimonios, pareciera que es más razonable elejir personas preparadas para ello, antes que elejir a cualquiera en un sorteo.

Dicho esto, estoy de acuerdo que los mecanismos de elección de jueces debe mejorarse sensiblemente, pero si ese mecanismo no es bueno, no creo que la solución sea reemplazarlo por legos elegidos al azar, sino que deberíamos buscar la forma de mejorar la selección de los jueces.

Las ventajas de esta división de tareas ha sido mostrada recurrentemente. Recuerdo ahora el caso del ex presidente italiano Betino Craxi, quien en su juicio por corrupción recurrió a la Corte Europea de Derechos Humanos, sosteniendo que los jueces estaban siendo influidos por los medios de prensa que bombardeaban a la población con notas en contra suyo.
La Corte Europea, en este caso, rechazó el recurso y le dijo a Craxi que, si hubiese sido juzgado por un jurado de legos, probablemente tuviese razón en que ellos podían ser influidos por la prensa, pero tratándose de un tribunal profesional, los jueces estaban preparados para no dejarse influir.

En fin, todo esto se los dice un juez penal. Imagínense que para mí sería mucho más fácil dirigir un debate y que un grupo de legos decida y se haga cargo de su decisión. Sin embargo, estoy convencido de que sobre todo para este tipo de causas, lo más razonable es tener jueces preparados para hacerse cargo de todo lo que implica un proceso de estas características.
Saludos,

R. R.

lunes, 5 de marzo de 2007

Afortunados

El segundo hombre más rico del planeta busca sucesor

Se trata de Warren Buffet, filántropo y magnate de 76 años que posee una fortuna aproximada de US$ 43.500 millones

NUEVA YORK (EFE).- Warren Buffet, el segundo hombre más rico del mundo y uno de los mayores filántropos del globo desde que, el año pasado, decidió entregar la mayoría de su fortuna a causas benéficas, afronta ahora un desafío mayor: encontrar sucesor. El magnate, conocido como "Oráculo de Omaha", que ha levantado un gigantesco imperio financiero a base de inteligencia, paciencia e intuición, a sus 76 años, se dispone a elegir quien le reemplazará al mando del fondo de inversiones de su firma Berkshire Hathaway, algo para lo que no le faltaran las dificultades. En su tradicional carta anual a los accionistas, en la que junto a chistes y anécdotas de todo tipo da a conocer los resultados de la compañía en 2006, Buffett explica que ya existe un reemplazo para el cargo de consejero delegado de su empresa. Sin embargo, admite que aún no ha encontrado un sucesor apropiado para la tarea de escoger las acciones e inversiones que deben formar parte del fondo, trabajo que le ha ganado el respeto y la admiración de Wall Street, aparte de sus miles de millones de dólares. Un tema de edad. Buffet explica que Lou Simpson, el gerente de la división de inversiones de la aseguradora GEICO, filial de Berkshire Hathaway, era visto como el candidato ideal para reemplazarlo, pero que es "apenas seis años más joven que yo". "Si muriera pronto él ocuparía mi lugar de manera magnífica, pero por un período muy corto", se lamenta Buffett en su carta. Por ello el magnate explica que es la intención de la empresa encontrar a uno o más ejecutivos jóvenes con la capacidad de poder manejar una cartera de inversiones como la de Berkshire Hathaway. "Escoger a la persona adecuada no será fácil. No es difícil encontrar a gente inteligente, algunos de ellos con currículos verdaderamente impresionantes. Pero el éxito de largo plazo tiene que ver con algo que va más allá de la inteligencia y los resultados del corto plazo", agrega. "Con el tiempo, los mercados hacen cosas extrañas, extraordinarias. Un simple error puede acabar con una larga cadena de éxitos. Por eso necesitamos a alguien que genéticamente esté programado para reconocer y evitar riesgos serios, incluso aquellos que nunca han ocurrido antes", señala Buffett. "Pensamiento independiente, estabilidad emocional y un profundo conocimiento del comportamiento humano e institucional es vital para el éxito a largo plazo. A través de los años he conocido a mucha gente brillante que carece de estas virtudes", concluye. Sugerencias. Que el rey de los inversores esté buscando su sucesor despierta todo tipo de especulaciones y hasta bromas en Wall Street, donde algunos creen que lo mejor sería hacer un "reality show" con varios candidatos. Lo cierto es que aunque no se entregaron detalles de esta búsqueda, los entendidos dicen que dado el estilo de Bufett lo más probable es que se haga de forma privada. Por lo pronto, el magnate aseguró sentirse "fantástico y de acuerdo a todos los indicadores existentes, en excelente salud"; y agrega haciendo referencia a su famosa antidieta de comida rápida que "es sorprendente lo que pueden hacer las hamburguesas y la Coca Cola de Cherry". Para efectos de la distribución de sus bienes después de muerte, Buffet estima que vivirá al menos otros 12 años, "aunque siempre espero que sea un poco más". Buffett desea que tras su muerte el 85 por ciento de su fortuna, es decir, unos 37.000 millones de dólares de acuerdo al valor de su fortuna en junio pasado, se reparta entre cinco fundaciones en un plazo de no más de 13 años. De los cinco grupos favorecidos, la mayor donación corresponderá a la Fundación de Melinda y Bill Gates, que le precede como el hombre mas rico del mundo y cuya organización se llevará el 80 por ciento de ese dinero. Aparte de la obra gestionada por el propietario de Microsoft y su esposa, las otras organizaciones beneficiarias llevan el nombre de la esposa y los tres hijos de Buffett, que según las primeras quinielas no figuran en la carrera por suceder a su padre como "oráculo" del emporio familiar.

lunes, 12 de febrero de 2007

Las causas de la In-Seguridad

No pasa día sin que la delincuencia se cobre, en alguna localidad del país, una nueva víctima. Se trata, a veces, de un delito resonante, previsto y organizado sobre la base de un dato de "inteligencia" criminal oportunamente obtenido; se trata, en otros casos, de algún asalto o arrebato ocasional, fruto de un eslabonamiento de hechos o datos más o menos casuales. Por supuesto, la delincuencia no es nunca hija del azar. Es siempre el producto de una correlación de omisiones, negligencias y fracasos extendidos en el cuerpo social y acumulados en el tiempo. En los últimos días, se perpetraron delitos que no dejan de sorprender por el escenario en el que fueron consumados. Una señora fue robada y agredida sexualmente en pleno centro porteño -en el tramo sur de la avenida 9 de Julio- por cuatro menores que se introdujeron repentinamente en su automóvil y convirtieron su viaje, durante quince minutos, en un verdadero infierno. La intervención policial y la movilización espontánea de un vecino permitieron detener a los agresores. El desenlace de ese vandálico episodio podría hacer nacer en la opinión pública cierta corriente de optimismo, pero es probable que nos lleve también a otra clase de consecuencias polémicas. Téngase en cuenta que en estos mismos días hemos sido informados de un asalto perpetrado por un menor que había sido detenido por la policía tan sólo dos semanas antes. ¿Cómo evitar o eludir la idea de que algo está funcionando mal en el ámbito de aplicación de la legislación penal juvenil? La semana última, una mujer y su nieto fueron atacados y golpeados salvajemente en su propia casa, en el barrio porteño de Agronomía. La mujer murió días después a consecuencia de los golpes. En José C. Paz, el dueño de un establecimiento metalúrgico, en uso del principio de la legítima defensa, dio muerte a uno de sus tres asaltantes, aunque no pudo evitar ser herido él mismo y hoy está en gravísimo estado. Entretanto, otro episodio agregó elementos preocupantes a la hora de examinar el viejo tema de los vecinos que se arman en defensa propia: un comerciante de Remedios de Escalada, al intentar repeler un asalto, dio muerte involuntariamente a una vecina, ajena por completo al delito que se estaba consumando. ¿Qué podría decirse, por otro lado, del caso del taxista de Cipolletti que resultó asesinado por un pasajero, días atrás, a raíz de una discrepancia sobre el precio del viaje? Este rápido repaso de sólo algunos de los hechos dolorosos o sombríos que se registraron en los últimos días debería servir para confirmarnos en la idea de que el gravísimo problema de la inseguridad remite a una pluralidad de causas y de conflictos y responde a un cúmulo de factores, casi todos ellos de extremada complejidad. A menudo se cae en la tentación de atribuir el auge de ciertas formas de delincuencia a una única razón desencadenante y se incurre en simplificaciones o reduccionismos analíticos, que no ayudan a examinar el tema con la seriedad necesaria. Se alude, por ejemplo, a la incidencia de los desequilibrios sociales como causas generadoras de un aumento de la delincuencia o se atribuye el crecimiento de la inseguridad a la completa ineficacia de las fuerzas policiales, a la excesiva lenidad de ciertos funcionarios judiciales, a errores en la legislación penal vigente e incluso a los brotes de corrupción advertibles en el escenario institucional de la República, tanto en el orden nacional como en la esfera provincial. También se señalan como datos inquietantes ciertos componentes culturales, como el auge de la violencia en sectores juveniles. Está claro que todos esos factores son reales y necesariamente deben ser considerados, pero ninguno de ellos podría ser señalado como único o excluyente a la hora de formular un diagnóstico creíble sobre la realidad social imperante en materia de delincuencia e inseguridad. Lo importante es atribuirles a todos ellos la gravedad que les corresponde y analizarlos con el máximo rigor, despolitizándolos y desideologizándolos, y tratando de establecer, además, de qué manera se relacionan e interactúan unos con otros. Entretanto, siempre será menester tomar conciencia de la necesidad de salvaguardar y defender el sistema de prevención general del delito, sobre el cual reposan, obviamente, los principios de la causalidad jurídica y de la seguridad social. Cuando insistimos, y lo hemos hecho permanentemente desde estas columnas, en que ningún acto delictivo o criminal debería quedar impune o "libre de castigo" no estamos alentando o exigiendo la mera aplicación de una sanción moral a quien ha quebrantado una norma o ha vulnerado los derechos de otras personas. La idea de "castigo" o "represalia" puede ser aceptada en algunos casos como una realidad emocional inevitable, pero no es de ningún modo la que nos mueve a reclamar que el Estado garantice la efectiva función sancionatoria del derecho penal. La razón que nos mueve a considerar absolutamente imprescindible la imposición de una pena a quien ha cometido un delito tiene que ver con la prevención como supremo valor social, es decir, con la necesidad de desalentar o disuadir las conductas futuras de quienes, eventualmente, podrían enfrentar las mismas circunstancias de quien ya delinquió y causar el mismo daño que él causó. La liberación de Emilio Quiroz ("Madonna"), el dirigente del gremio de los camioneros detenido por haber disparado con un arma de fuego durante los incidentes en el acto del traslado de los restos del ex presidente Juan Perón a San Vicente, y de Hugo Sosa Aguirre, alias "La Garza", el integrante de la banda del "Gordo Valor", condenado a reclusión perpetua por el homicidio de dos custodios de un camión de caudales -sumada a otra condena por el crimen de un sargento de la policía bonaerense-, son dos ejemplos lamentables de la impunidad que reina en nuestro país, que en nada contribuyen a aquel propósito. Alguna vez dijimos, y hoy lo reiteramos, que quien está purgando sus culpas en una cárcel no es tanto un individuo "condenado por su pasado", sino alguien que está cumpliendo un servicio social en proyección hacia la sociedad del futuro: su prisión servirá para impedir que otros individuos similares a él se sientan tentados de transitar su mismo camino. Esta clase de reflexiones, como alguna vez se dijo, podrían llevar incluso a descubrir cierta vinculación subyacente, estratégica y hasta solidaria, entre quienes equivocaron su camino en el pasado y quienes estarían en riesgo de repetir su error en un hipotético futuro. Pero no avancemos en ese campo, propio del pensamiento penal y jurídico, en el que sin duda habrá espacio para la polémica y el disenso. La reciente decisión del gobierno nacional de movilizar a la Gendarmería Nacional para reforzar la seguridad en las calles constituye, por cierto, un buen paso hacia el fortalecimiento de las condiciones que permitirán neutralizar los avances de la delincuencia. Bienvenidas esas medidas, que deberán integrarse con las muchas otras destinadas a combatir el delito y a garantizar la seguridad de la población. La realidad social no será nunca modificada en función de un análisis simplificado y esquemático -o, peor aún, politizado e ideologizado- de la compleja interrelación de las conductas humanas. Una política transformadora en ese campo sólo será eficiente y duradera si ha sido instrumentada a partir de un análisis maduro y no unilateral ni tendencioso del fenómeno de la delincuencia y de sus múltiples causas culturales y sociales. Tengámoslo en cuenta a la hora de definir las estrategias tendientes a garantizar la seguridad general y el orden público, valores supremos de toda sociedad.

Editorial La Nación

viernes, 2 de febrero de 2007

La idea de justicia

Publicamos un fragmento de la conferencia que dictó Alain Badiou en su visita a Rosario en 2004. Ésta forma parte del libro “Justicia, literatura y filosofía”, que será publicado en marzo.
Podemos comenzar, a propósito de la justicia, diciendo lo siguiente: la justicia es oscura; la injusticia, por el contrario, es clara. El problema es que nosotros sabemos qué es la injusticia, pero es mucho más difícil hablar de lo que es la justicia. ¿Y por qué esto es así? Porque hay un testigo de la injusticia, que es la víctima –la víctima puede decir: "Aquí hay una injusticia"– pero no hay testimonio de la justicia, nadie puede decir: "Yo soy el justo".

Existe entonces una asimetría entre la víctima de la injusticia y la idea de justicia.

Evidentemente es posible procurar una solución simple: puesto que la injusticia es clara, podemos decir que la justicia es la negación de la injusticia. Esa es una definición posible de la justicia, una definición enteramente negativa: hay justicia cuando no hay injusticia. Un mundo justo sería aquél donde no habría víctimas. Por esta razón podemos considerar a esta concepción como una "ética de la víctima": toda idea de la justicia se construye a partir de la existencia de la víctima. Siendo así, se concluye que el bien no es otra cosa que la negación del mal.

Eso es lo que W. Churchill decía a propósito de la democracia. Churchill decía que la democracia no es el bien absoluto pero es lo menos malo, en otras palabras, el mal menor. La justicia política, en este caso, tendría una definición negativa. Este es exactamente el problema que yo querría discutir con ustedes esta noche: ¿podemos realmente decir que la justicia es sólo la negación de la injusticia?, ¿podemos construirnos una idea de justicia, únicamente a partir del terrible espectáculo de las víctimas?

Para discutir esta cuestión querría comenzar por algunos comentarios. El primero, podría ser que esta concepción negativa de la justicia ha sido criticada por toda una tradición filosófica. Por ejemplo, en la filosofía de Platón hay una concepción absolutamente positiva de la justicia. La idea del bien es la idea suprema, el bien es la afirmación del ser y el mal su negación; en otras palabras, el mal es el no-ser. Por lo tanto tenemos todo un pensamiento filosófico para el cual la justicia se expresa como un pensamiento positivo, un pensamiento afirmativo, un pensamiento creador.

El segundo comentario se refiere al problema de la víctima. En este caso, se trataría de saber quién define a la víctima, porque la víctima debe ser designada, debe ser mostrada. Al respecto se nos plantea siempre una cuestión: ¿quién es la verdadera víctima? Tomemos un ejemplo de la actualidad: ante un atentado terrorista los diarios y los medios de comunicación hablan de víctimas, y digamos que tienen razón. Pero cuando las personas mueren en un bombardeo no son exactamente del mismo modo víctimas, más bien serían de algún modo desechos más que víctimas. Vemos, al fin de cuentas, que cuando un occidental resulta muerto se lo considera como a una víctima, pero cuando se trata de un africano o de un palestino es un poco menos víctima.

Constatamos entonces que hay víctimas y víctimas, hay vidas más preciosas que otras y ustedes ven que esto es una cuestión de justicia. La pregunta que se impone entonces es: ¿quién es la víctima?, ¿quién es considerado víctima? Estamos obligados a admitir que la idea de víctima supone una visión política de la situación; en otras palabras, es desde el interior de una política que se decide quién es verdaderamente la víctima. En toda la historia del mundo, políticas diferentes tuvieron víctimas diferentes, por lo tanto, no podemos partir únicamente de la idea de víctima, porque víctima es un término variable.

(...) Queda una última observación: se refiere a la víctima en tanto se nos revela por el espectáculo del sufrimiento. Aquí la injusticia es un cuerpo sufriente visible; la injusticia es el espectáculo de las personas sometidas a suplicios, hambrientas, heridas, torturadas. Es cierto que en la gran fuerza del espectáculo hay un sentimiento de piedad. Pero si la víctima es el espectáculo del sufrimiento, debemos concluir que la justicia es solamente la cuestión del cuerpo, la cuestión del cuerpo sufriente, la cuestión de la herida a la vida. Nuestra época transforma cada vez más el sufrimiento en espectáculo (...) En suma, el hombre se encuentra reducido a ese cuerpo visible y se convierte en un cuerpo espectáculo.

Ahora bien, ¿Podemos fundar una idea de justicia a partir de ese cuerpo espectáculo? Yo creo que hay que responder negativamente. Ciertamente la piedad es un sentimiento importante, pero no podemos ir directamente de la piedad a la justicia, porque para ir a la justicia se hace necesario algo más que el cuerpo sufriente, se hace necesaria una definición de la humanidad más amplia que la de la mera víctima. En otras palabras, es necesario que la víctima sea testimonio de algo más que de sí misma. Sin duda, también es necesario el cuerpo, pero un cuerpo creador: un cuerpo que porte la idea, un cuerpo que sea también el cuerpo del pensamiento. Temo que nuestra época propone, cada vez más, un cuerpo sin ideas: una identificación del hombre con su cuerpo.

(...) Yo me pregunto, por lo tanto, si a través de la definición del cuerpo del sufrimiento, a través de la figura de la víctima como único soporte de la idea de justicia, no estamos en camino de crear una nueva esclavitud, que yo llamaré la esclavitud moderna. La esclavitud moderna consiste en reducir el cuerpo a un cuerpo consumidor o a un cuerpo sufriente. De un lado, el cuerpo rico que consume, y, del otro, el cuerpo pobre que sufre, un cuerpo separado de sus ideas, separado de todo proyecto universal, separado de todo principio.

Llamaré entonces justicia a toda tentativa de luchar contra la esclavitud moderna, lo que significa luchar por otra concepción del ser humano. Naturalmente esta tentativa es política, ella no es directamente filosófica, pero la filosofía va a llamar justicia a una política real que luche contra la esclavitud moderna. Esta lucha es afirmativa ya que esa política propone otra visión del hombre, propone volver a ligar el cuerpo de la humanidad al proyecto y a la idea.

Esa política será justa para la filosofía si ella afirma dos cosas, en primer lugar, que el cuerpo no debe ser separado de la idea, aun en el caso de las víctimas; en segundo lugar, que ninguna víctima debe ser reducida a su sufrimiento, pues en la víctima es la humanidad entera la que está golpeada.

Ese principio es un principio del cuerpo mismo, y en ese sentido podemos considerarlo un principio materialista: el cuerpo humano que se propone un pensamiento posible. Esta es la primera afirmación.

Y, la segunda afirmación, será la afirmación de la igualdad de todos; la igualdad de todos precisamente como cuerpo ligado a la idea. Insisto sobre un punto, que es también una idea de un filósofo amigo, Jacques Rancière: la igualdad no es un objetivo ni un programa, es un principio o una afirmación, no se trata de querer que los hombres sean iguales, se trata de declarar que los hombre son iguales y sacar la consecuencias de ese principio.