jueves, 29 de marzo de 2007

Cada vez mas inteligentes?

El hombre como organismo cibernético

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=895066

Por Juan José Sanguineti
Para LA NACION

Nuestra cultura es tecnológica porque, en lugar de limitarnos simplemente a trabajar manejando artefactos técnicos, creamos un universo de aparatos que realizan el trabajo "por su cuenta" y potencian de un modo prodigioso nuestras posibilidades.

Las máquinas automáticas ejecutan con "autonomía" secuencias de acciones destinadas a obtener resultados definidos. Llegan mucho más lejos que nuestras posibilidades individuales. Y así extienden enormemente nuestro dominio de la naturaleza. Basta pensar en la ampliación de posibilidades que nace de las naves espaciales, las centrales nucleares, los aceleradores de partículas. Las usamos en el sentido de que las "manejamos": caen bajo nuestro control y dirigimos sus operaciones hacia donde nos interesa.

Con la revolución informática que se inicia a mediados del siglo XX, la automatización llegó al tratamiento de la información, por los que penetró en dominios que antes parecían reservados al procesamiento cerebral y a la potencia de cálculo de la mente individual (una potencia muy limitada).

La tecnología informática es una tecnología de la inteligencia racional. Como toda tecnología, se "separa" del hombre y se hace autónoma en los aparatos, aunque el hombre la manipula e intenta tener con ella una relación "amable". Ahora podemos fabricar robots o máquinas inteligentes, que trabajan "inteligentemente" y que nos asesoran en los aspectos técnicos implicados en nuestro trabajo profesional (ingeniería, medicina, elaboración de textos, etc.), incluso "tomando decisiones" que podemos hacer nuestras.

Lo increíble es que no todo se acaba aquí. La nueva frontera de la tecnología de la inteligencia es capaz ahora no sólo de actuar en el mundo, sino de colaborar con los procesos informáticos de tipo neurofisiológico.

Es antigua la tecnología aplicada al cuerpo, por ejemplo en la cirugía. Pero la novedad aquí es que el automatismo de las tareas informáticas puede intervenir en nuestro organismo subsanando sus defectos y mejorando sus prestaciones, especialmente sensoriomotrices. Este es el campo de la neuroingeniería computacional.

Son como tres grandes oleadas de la tecnología: el maquinismo "energético", la informatización de los procesos cognitivos y, ahora, la incorporación de la máquina informática en el cuerpo humano, concretamente en el sistema nervioso, en cuanto parte de nuestro cuerpo destinada a elaborar la información al servicio de nuestras funciones psicosomáticas y neurovegetativas.

Control por computadora

Un dispositivo electrónico implantado en una estructura nerviosa dañada (por ejemplo, una prótesis coclear como sustitución de la cóclea, parte del oído interno que transforma los estímulos sonoros en impulsos nerviosos codificados) permite oír a algunos pacientes sordos.

Y así, con la implantación de biochips en ciertos sectores del sistema nervioso (neuroprótesis), es posible lograr en pacientes la recuperación de sensaciones (vista, oído, tacto) o del control de movimientos perdidos (en sujetos tetrapléjicos y en el futuro en otras enfermedades que afectan la motricidad).

Desde una computadora se puede controlar, de este modo, la recepción de estímulos nerviosos. Y, al revés, las señales producidas en la corteza, conectadas con computadoras, pueden lograr un control muscular o incluso mover desde lejos robots, máquinas o cursores de computadoras por medio de ondas de radio (sin cables).

De alguna manera, con el solo pensamiento parece que se podría mover un miembro o un objeto externo, incluso lejano, aunque en realidad no es el puro pensamiento el que hace esto, sino el comando motor cerebral (señal nerviosa) que en el hombre deriva de su pensamiento encarnado en actos imaginativos y conectados con emociones (por ejemplo, imaginar que uno está moviendo la mano, o apretando una tecla, o moviendo un cursor).

En la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, con un experimento efectuado en 2003 se consiguió que unos monos con electrodos conectados a ciertas partes de la corteza cerebral movieran brazos robóticos distantes con sus deseos o comandos. Ejemplos como éste, también en seres humanos, poco a poco van siendo más numerosos, por ejemplo, los experimentos del neurólogo John Donoghue, en la Brown University (Providence, Estados Unidos), en relación con la interfaz máquina-cerebro.

Son notables las investigaciones que se están realizando en el campo de la neurorrobótica, en la Escuela Superior de Sant Anna (Pisa), con la dirección de Paolo Dario. Otro ejemplo es el de Kevin Warwick (Universidad de Reading, Reino Unido), profesor de cibernética que se ocupa de la implantación de chips en el sistema nervioso (proyecto Cyborg, término que alude a la unión del organismo con aparatos informáticos: "organismo cibernético").

Máquina, organismo y mente

En los próximos años la incorporación de la tecnología "inteligente" a los controles nerviosos podrá perfeccionarse, abaratarse comercialmente y extenderse a nuevas situaciones.

Estamos ante una nueva modalidad tecnológica en la que la creación de máquinas, típica del Homo sapiens , una vez más prolonga la acción del hombre en el mundo de la materia, esta vez en su propio organismo. Poco a poco nos vamos acostumbrando a que esto sea así también en el campo informático, tan propio de la vida y del psiquismo.

Y esto no pone en peligro nuestra identidad como personas humanas, no obstante las inevitables reacciones desmedidas que ven en este nuevo frente tecnológico la amenaza o, en el otro extremo, el sueño utópico de la creación de una nueva especie de hombre "mitad humano" y "mitad máquina" (el "hombre biónico", el cyborg ).

Los riesgos de abusos existen, sin duda, pero ya sabemos que la ética debe controlar a la tecnología. En este tema, lo que se pide es la salvaguarda de la acción personal, proveniente de un sujeto autoconsciente y libre. Siempre se podrá dañar o impedir el acto humano, con todo tipo de medios, pero no debemos hacerlo.

Las investigaciones actuales de la neuroingeniería computacional, con los ejemplos vistos, se mueven en el terreno de la potenciación de funciones sensomotrices. Con la bioingeniería podremos controlar, cuando haga falta, la dimensión neurovegetativa y somatosensitiva de nuestra personalidad, en el respeto del bien de la persona y de sus actos más significativos.

Está por verse hasta qué punto ese control puede incidir sobre las bases neurológicas de nuestro pensamiento y volición, con sus emociones y tendencias, entre las que prima el amor humano y la actitud personal ante los valores más altos (amistad, amor a la ciencia, arte, religiosidad, honestidad moral).

La parte alta de la persona (el "yo" en su sentido profundo, moral, religioso, sapiencial, personal) no nace de procesos neurales, aunque sí está condicionada por el dinamismo neurológico.

La neuroingeniería del futuro podrá facilitar el acceso mental a más información y fortificar nuestra memoria, como en otro sentido ya lo ha hecho la computación, pero no podrá causar el amor, las respuestas morales o los sentimientos espirituales más elevados y, si se pretende que sí podría hacerlo, entonces es que esa parte elevada de la persona es ignorada, o quizá dejaría de estar activada, como puede suceder también por efecto de drogas y otros atentados al psiquismo de la persona.

Cuando decimos que la tecnología "se maneja", queremos indicar que con la mano, la parte de nuestro organismo que goza de más grados de libertad de movimiento, disponemos voluntariamente de sus usos y aplicaciones. La mano, como ya vio Aristóteles, es el instrumento de la racionalidad humana en el dominio del mundo.

Aunque el control tecnológico ahora pueda correr a cargo del movimiento de los ojos o de los comandos nerviosos, no por eso deja de estar "en nuestras manos", es decir, en dependencia de nuestra libertad racional.

Todo nuestro cuerpo está implicado, en realidad, en la conducta intencional del hombre en el mundo humano: el cerebro, como procesador de información; el rostro, como órgano de comunicación humana; el aparato vocal, como instrumento físico del lenguaje; las manos, como órgano de la acción racional sobre las cosas materiales.

La neuroingeniería está dando una peculiar relevancia a la convivencia entre nuestro organismo, las máquinas y los procesos mentales, que sólo son posibles cuando nuestro sistema nervioso funciona oportunamente.

Lo que se perfila en el horizonte no es la figura del cyborg de la ciencia-ficción, sino la persona humana en una nueva etapa de su desarrollo tecnológico. Este desarrollo debe estar al servicio de los fines más hondos de la existencia humana. La dimensión ética de la vida garantiza, precisamente, el "recto orden" de la razón.

El autor es profesor de Filosofía del Conocimiento en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, de Roma.

Cada vez mas tontos?

¿Nos volvemos cada vez más tontos?

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=895358

Por Oscar R. Puiggrós
Para LA NACION

Un título similar es el de una nota que Erika Wisselink publicó en la Revista de Occidente , en 1964. La autora, profesora de filosofía en Stuttgart, nos lleva con su análisis de hace 40 años a asegurar que su pregunta tiene hoy tanta o aún mayor vigencia en el conflictivo mundo actual y en nuestra Argentina siempre en crisis.

Los progresos de la ciencia y de la técnica que caracterizaron a este último siglo y a los primeros años del XXI han ampliado los conocimientos para mejorar la salud, prorrogar la vejez, hacer la vida más segura y feliz. Sin embargo, seguimos padeciendo las inclinaciones perversas del rencor, la violencia, el incontrolable atractivo del ejercicio del poder y los intereses desenfrenados de todo orden que nos abruman; pero los ciudadanos seguimos -insensatos- sólo como temblorosos espectadores y vanos comentaristas. La civilización puesta a prueba , de Toynbee; La decadencia de Occidente , de Spengler; la original Rebelión en la granja y 1984 , de Orwell, y tantos otros, poco efecto han tenido para cambiar el rumbo a las aspiraciones y al manejo del poder descontrolado, de los excesos para defender intereses y también convicciones religiosas que en los hechos no se caracterizan por su preocupación por la paz y por la fraternidad con "el otro" distinto, y esto ocurre tanto con los irresponsables que inventaron la inútil "guerra preventiva" -condenados de entrada por algunos pocos, entre ellos el papa Juan Pablo II-, como por lo de los otros extremos del terrorismo que incurren en igual "tontería".

Los resultados están a la vista, por desgracia, la historia se limita más a un recuerdo que a una enseñanza eficaz.

En los últimos tiempos, la historia ha incorporado experiencias ampliamente superiores a las de varios siglos anteriores, pero, sin embargo, no somos expertos en la paz y en muchas otras materias. El comunismo de la Unión Soviética se derrumbó; de Mussolini, Stalin, Hitler y otros tiranos, nada queda; los socialismos se liberalizan; el capitalismo ya está en el escenario compitiendo duramente y dando cuenta de sus debilidades en necesaria y forzada humanización; pequeños y audaces líderes ideólogos todavía sobreviven, a pesar de los débiles soportes de su mayoría precaria.

Nunca los hombres supieron tanto como ahora. Se dice que viven más sabios que todos los que registra la historia. Viajes espaciales, aviones a reacción, televisión, celulares, rascacielos, energía atómica, comunicaciones y transportes, todos estos avances pueden facilitar y estimular una existencia pacífica y feliz; pero a pesar de esos progresos que nos permiten lograr beneficios reales, seguimos dominados por inclinaciones tan tontas como perversas: nos ensañamos contra la naturaleza, contaminamos el agua y el aire, talamos los bosques, no corregimos los excesos del ruido, toleramos la producción, distribución y consumo de la droga (suicidio de los países "más adelantados"), azuzamos y promovemos los rencores individuales y colectivos, son menos los que trabajan por la concordia que los que cultivan el resentimiento... y viven de él.

La educación de la juventud -diría que casi "todos"- reclama una atención impostergable. La lectura, la correspondencia y aún la conversación decaen; los conocimientos y la información se alimentan por imágenes, por medio de la televisión -varias horas diarias-, y así la visión ocupa el lugar del esfuerzo intelectual, de la imaginación creativa y del pensamiento ajeno que se recibe enlatado en transmisiones del más despreciable nivel ético y cultural (hoy Gran Hermano está a la cabeza del rating juvenil y de la estupidez y la degradación).

Claro, se explica entonces que el estado actual de la humanidad, a pesar de que nunca hubo tantos sabios, muestre incontables agujeros negros y amplios espacios sin control que facilitan la intransigencia con las opiniones, intereses, creencias y gustos ajenos y los extremos de la violencia y el terrorismo. Hoy vemos azorados la aparición de la nueva "profesión" de los suicidas, que no mueren como los mártires de la vieja Roma, sacrificados por una fe que enseñaba la paz y el amor, incluso el perdón para sus verdugos. Será bueno recordarlo.

En Paideia , de Jaeger, se analiza el orden jurídico de la noble Grecia, sus efectos positivos y sus resultados deplorables cuando se lo debilita. La preeminencia del derecho es ineludible, y Solón proclama que, a pesar de sus períodos de retroceso, siempre vuelve, y cuando se pasa por encima de él, el castigo es inevitable. Hoy, esa pena no es -como decía Hesíodo- las malas cosechas o la peste, sino el desorden social y la violación de la justicia; surgen luego las disensiones internas y se llega a la desventura generalizada.

La tarea política parece olvidar estos luminosos antecedentes. La retórica enseña las reglas del buen decir, es un medio propio de la acción política, y Sócrates la ataca con la mayor dureza por su indiferencia moral y puro formalismo, que la convierte en un mero instrumento para la lucha sin escrúpulos en la contienda pública. Será útil recordar estas observaciones en la campaña electoral, que ya empieza a mostrar signos de desmesura. La falta de respeto al otro de diferentes ideas, que se convierte en adversario y luego en enemigo, a quien hay que desacreditar y, finalmente, colocar fuera del sistema y destruir políticamente, es obvio que así la convivencia ciudadana se vuelve imposible.

Cicerón parece haber escrito ayer, después de conocer nuestras últimas noticias. El poder y la ley, dice, no son sinónimos, y con frecuencia están en irreductible oposición. Tiene razón: el poder siempre es efímero, transitorio, aunque por cualquier maniobra se logre prolongarlo; la ley no. Si pasa por crisis vuelve y castiga. Cicerón agrega que el hombre civilizado es inmune frente a las aclamaciones pasajeras, las novedades superficiales, las modas del pensamiento, las hazañas o las tormentas emocionales. ¿No es cierto que es oportuno recordarlo? Cuando una sociedad se vuelve corrupta y cínica, prefiere el poder de los hombres al gobierno de la ley, va entonces camino a su propia destrucción, aparecen los déspotas con mil "explicaciones", excusas y artificios atractivos.

En materia política, seguimos teniendo demasiadas percepciones y escasos conceptos. Las ideas se analizan ligeramente y apenas se actúa con prudencia. Así caemos en absurdos espasmos golpistas contra presidentes ejemplares por su honradez o por su talento de estadista. Ni qué hablar del estilo con que se afrontan ciertas relaciones exteriores, el imprudente uso de la fuerza contra la ley y el diálogo y el agravio temperamental contra débiles y fuertes.

Las ideologías -hoy desacreditadas- se enfrentan con el pragmatismo inevitable en la gestión de los gobiernos. De ahí la necesidad de abandonar las confusiones en que se incurre, por ejemplo, cuando se habla de izquierdas y derechas o zurdos y reaccionarios. En esta etapa de la evolución política universal y de nuestra región americana (Brasil, Uruguay, Chile, México, etc.), los calificativos fundados en ideologías chocan con la conducta de gobiernos impulsados por la necesidad de resolver los problemas que los pueblos reclaman, al margen de las recetas intelectuales que la experiencia ya reconoce inservibles.

Los valores que sostienen a la democracia son bien conocidos, algo hemos comentado en párrafos anteriores. Quienes ejercen el poder y quienes lo procuran no los ignoran. Olvidarlos y seguir la senda de la aventura personal, de la ambición desmedida y de los reiterados fracasos que nuestros antecedentes nos han dolorosamente mostrado nos llevará a recaer en los mismos desatinos.

Estos comentarios apuntan a nuestro proceso electoral, que será un test y un examen general autocrítico.

Nos hemos familiarizado con el desorden, que además de ser una caricatura de la libertad, ya da los primeros pasos hacia la anarquía, tradicional antecedente de la dictadura. Las cotidianas noticias inocultables son una abrumadora pesadilla que el poder político no puede o no quiere corregir. Sus víctimas son los más débiles e indefensos.

¿Nos estamos volviendo tontos o estamos en el camino de volvernos inteligentes? El 28 de octubre lo sabremos. Sería lamentable que tuviéramos que quitar los interrogantes al título que hemos puesto a esta nota.

El autor fue ministro de Trabajo (1962) y de Bienestar Social (1972).

miércoles, 14 de marzo de 2007

Jurados 2

Estimados:

Tal vez sería bueno mencionar algunas realidades sobre el juicio por jurados en los Estados Unidos:

1. En primer lugar, más del 90% de las causas penales en USA se resuelven por acuerdos entre fiscal y defensor (plea bargain), de modo que ni siquiera llegan a tener una decisión judicial. Otra porción son resueltas por jueces profesionales, por así consentirlo las partes.
2. En consecuencia, la porción de juicios que efectivamente se someten a la decisión de jurados legos ronda en menos del 5%.
3. Si no fuese así, si todos o la gran mayoría de los casos fueran resueltos por jurados en los Estados Unidos, su sistema judicial habría colapsado hace ya mucho tiempo, no importa la cantidad de recursos económicos que se inviertan.

En general, los casos que se someten al juicio por jurados tienen ciertas características recurrentes: se trata de imputados con muchos recursos (no abundan los abogados que se dedican al juicio por jurados, y sus honorarios son altísimos), son acusados de delitos graves (de lo contrario, tal vez no se justificaría gastar tanto dinero), son culpables (por lo tanto no pueden obtener una negociación satisfactoria con el fiscal, ni se arriesgarían a ser juzgados por jueces profesionales), y son famosos (esperan compensar las pruebas en su contra con la seducción a los jurados). Por nombrar dos casos conocidos de los últimos años, O.J. Simpson y Michael Jackson cumplían estos requisitos, ambos fueron absueltos, y nadie entendió nunca los motivos que llevaron al jurado a esa decisión (de hecho O.J. Simpson fue condenado por un tribunal civil como homicida a pagar una fuerte indemnización, a pesar de su absolución en la causa penal).

El juicio por jurados en la versión anglosajona, tiene una serie de características que son difícilmente compatibles con varias garantías integradas a nuestra Constitución a través de varios tratados internacionales mencionados en el art. 75, inc. 22.
Entre ellas: a) la necesidad de que alguien sea condenado a través de una sentencia fundada (el jurado se encierra a deliberar, y precisamente por su condición de lego, sólo emite un veredicto sin expresar los fundamentos de su decisión); 2) la doble instancia efectiva (difícilmente puedan revisarse por un tribunal superior los argumentos que no se conocen; además, es de la esencia del juicio por jurados que sea el pueblo, los "pares", los que emitan la decisión, de modo que si esa decisión luego fuera revocada por jueces profesionales se estaría alterando la naturaleza del instituto); 3) la garantía del juez imparcial (al desconocerse los motivos de la decisión, es imposible saber si ella se debe a un análisis de la prueba a través de un razonamiento que llevó a la convicción, o si se decisió arbitrariamente, por prejuicios de cualquier tipo, etc).
En La Ley, del año 1998, pueden encontrar publicado un informe muy interesante del Consejo de la Magistratura de España, donde se hizo un relevamiento del funcionamiento del juicio por jurados allí luego de los primeros años desde su implementación. Es interesante observar el alto porcentaje de decisiones que, contrastadas con la prueba producida, fueron tachadas directamente como "absurdas".

Otra de las garantías consagradas en los pactos y en la jurisprudencia de la Corte Suprema desde "Mattei" (Fallos: 272:188), es la de obtener del modo más rápido posible, una decisión que ponga fin a la situación de incertidumbre que conlleva el sometimiento a proceso. Las dificultades operativas que significaría tener que realizar audiencias preliminares para la elección de jurados (12 titulares y 6 suplentes, según el proyecto en el Senado), más las dificultades de lograr la comparescencia de todos ellos y su mantenimiento durante el debate, hace que si el juicio por jurados superara ese 5% de las causas, el sistema colapsaría de inmediato.

Eso sin contar los costos. Ramiro Rua publicó hace unos años un interesante artículo en El Derecho donde cuenta un caso de los Estados Unidos, donde luego de dos años de debate los jurados no se pusieron de acuerdo y el juicio debió ser anulado. Esto costó unos cuantos millones de dólares al Estado, sin contar las demandas de los jurados que, por estar encerrados durante todo ese tiempo en un hotel, tuvieron serios trastornos familiares, laborales, físicos, etc.

La experiencia de Córdoba merece un comentario aparte. Sólo se utiliza el juicio por jurados para casos muy graves, una porción muy pequeña de homicidios, violaciones, agravadas, etc. Y a diferencia del sistema anglosajón que sigue el proyecto de ley para la Nación, en Córdoba se implantó el sistema "escabinado" que se sigue en varios países europeos, esto es, la combinación de jueces profesionales con algunos legos elegidos al azar.
El sistema escabinado es más compatible con las garantías constitucionales antes mencionadas, pues al intervenir jueces profesionales, deben emitir una sentencia fundada, que puede ser revisada y controlada su objetividad. Pero al mismo tiempo, para quienes desconfían de la justicia profesional, la experiencia muestra que los jueces profesionales normalmente ejercen una fuerte influencia sobre los legos, y terminan tomando el control de la decisión.

CONCLUSION: el juicio por jurados, tanto en USA como en Inglaterra, se han mantenido por la tradición que les dio origen, pero sólo se utilizan en una parte ínfima de las causas penales que se resuelven. Si se intentara su implementación generalizada en Argentina -como pareciera ser la intención de muchos- el sistema simplemente estallaría en pedazos. Si se lo mantiene para una minoría excepcional de casos, entonces no se entiende cómo su implementación es tan trascendental para mejorar el sistema.
Saludos,

R. R.

Jurados

Muchas gracias, Matías. Sólo me gustaría hacer una reflexión sobre los transplantes institucionales.
El Premio Nobel de Economía de 1993, Douglass North, ganó su premio por sus trabajos sobre el nacimiento, desarrollo y desaparición de las instituciones, y su vinculación con el crecimiento económico de un país.
Para North, institución es todo contrato, acuerdo, mecanismo, etc., destinado a agilizar o permitir los intercambios o la resolución de conflictos, de modo tal que sirva para definir derechos de propiedad o reducir costos de transacción.
Hablaba de instituciones formales e informales, concluyendo, en sus estudios históricos, que en general las instituciones nacieron informalmente, y su eficiencia las transformó en formales. Y que perduraron hasta que dejaron de ser eficientes, y entonces desaparecieron, siendo reemplazadas por otras mejores.
Esto es muy importante cuando uno piensa en transplantes legislativos. Argentina ha padecido mucho de esto, a veces con buenos resultados (la Constitución de 1853, para mi gusto, si bien no fue un transplante puro), y a veces con malos resultados.

En materia procesal penal esto es un símbolo. A fines del siglo XIX, Argentina copió una ley procesal española que establecía procedimientos escritos e inquisitivos, que había sido derogada y reemplazada en la propia España hacía más de diez años por un procedimiento oral y acusatorio. Sin embargo, porfiadamente mantuvimos estos procedimientos ´por más de un siglo.
Ahora queremos importar el juicio por jurados. Creo que es bueno recordar que el juicio por jurados tuvo su origen en el Assize de Clarendom, en 1185, cuando el rey de Inglaterra, consciente de que no tenía recursos para administar justicia por los crímenes cometidos en la campiña y los bosques de Inglaterra, decidió encomendar a los 12 vecinos más representativos de cada aldea, que resolvieran esas causas.
Evidentemente, en términos de North, fue un modo de establecer un mecanismo eficiente de resolver conflictos, definir derechos y disminuir costos de transacción. Es interesante recorar que en estos orígenes, los 12 jurados no eran elegidos al azar, sino que se debía escoger a los 12 vecinos más representativos.

Ahora bien, tratar de trasladar esta solución eficiente de hace más de 800 años, a la Argentina de hoy, no parece muy razonable. En primer lugar, porque esos doce vecinos resolvían en general homicidios, robos, estafas, etc., esto es, hechos simples y de fácil comprensión, muy distintos a estafas multimillonarias y otros delitos que son habituales hoy en día, en que se requiere saber examinar peritajes scopométricos, contables, médicos, genéticos, etc.. En segundo lugar, porque ellos eran los 12 más representativos, y no 12 elegidos al azar entre un conglomerado indiscriminado. Lo que lleva a preguntarse si los criterios democráticos para elegir legisladores debería seguirse para resolver causas judiciales.

Uno piensa que la elección democrática de legisladores o presidentes, tiene que ver con que sean representativos de la mayoría de la gente, aunque pretende que la gente al votar trate de buscarle a los candidatos algunas virtudes. En las repubicas italianas, como Florencia en la Edad Media, se probó la idea de elegir los gobernantes por sorteo, aunque no duró mucho tiempo. Nosotros elegimos a los legisladores votando por ellos, y se supone que les buscamos algunas virtudes.
Por otro lado, hay ciertos cargos públicos que requieren cualidades especiales, y no me parece que tenga mucho sentido que se las elija en votaciones democráticas indiscriminadas. Por ejemplo, los jefes de las fuerzas armadas, los jefes de policía, maestros, médicos de hospitales públicos, bomberos, etc., se supone que son elegidos por ciertos estudios y capacidades personales que los autorizan a desarrollar esas actividades. No me parece que en una ciudad se elija por sorteo al maestro, al policía o al médico. Esto tiene que ver con el principio elemental de división del trabajo que hemos seguido desde la Edad de las Cavernas.

Algo parecido creo que debería suceder con los jueces. En la medida en que las causas judiciales -especialmente las penales- se hacen más complejas, y requieren conocimientos especiales sobre distintos tipos de peritajes, y sobre la evaluación de los testimonios, pareciera que es más razonable elejir personas preparadas para ello, antes que elejir a cualquiera en un sorteo.

Dicho esto, estoy de acuerdo que los mecanismos de elección de jueces debe mejorarse sensiblemente, pero si ese mecanismo no es bueno, no creo que la solución sea reemplazarlo por legos elegidos al azar, sino que deberíamos buscar la forma de mejorar la selección de los jueces.

Las ventajas de esta división de tareas ha sido mostrada recurrentemente. Recuerdo ahora el caso del ex presidente italiano Betino Craxi, quien en su juicio por corrupción recurrió a la Corte Europea de Derechos Humanos, sosteniendo que los jueces estaban siendo influidos por los medios de prensa que bombardeaban a la población con notas en contra suyo.
La Corte Europea, en este caso, rechazó el recurso y le dijo a Craxi que, si hubiese sido juzgado por un jurado de legos, probablemente tuviese razón en que ellos podían ser influidos por la prensa, pero tratándose de un tribunal profesional, los jueces estaban preparados para no dejarse influir.

En fin, todo esto se los dice un juez penal. Imagínense que para mí sería mucho más fácil dirigir un debate y que un grupo de legos decida y se haga cargo de su decisión. Sin embargo, estoy convencido de que sobre todo para este tipo de causas, lo más razonable es tener jueces preparados para hacerse cargo de todo lo que implica un proceso de estas características.
Saludos,

R. R.

lunes, 5 de marzo de 2007

Afortunados

El segundo hombre más rico del planeta busca sucesor

Se trata de Warren Buffet, filántropo y magnate de 76 años que posee una fortuna aproximada de US$ 43.500 millones

NUEVA YORK (EFE).- Warren Buffet, el segundo hombre más rico del mundo y uno de los mayores filántropos del globo desde que, el año pasado, decidió entregar la mayoría de su fortuna a causas benéficas, afronta ahora un desafío mayor: encontrar sucesor. El magnate, conocido como "Oráculo de Omaha", que ha levantado un gigantesco imperio financiero a base de inteligencia, paciencia e intuición, a sus 76 años, se dispone a elegir quien le reemplazará al mando del fondo de inversiones de su firma Berkshire Hathaway, algo para lo que no le faltaran las dificultades. En su tradicional carta anual a los accionistas, en la que junto a chistes y anécdotas de todo tipo da a conocer los resultados de la compañía en 2006, Buffett explica que ya existe un reemplazo para el cargo de consejero delegado de su empresa. Sin embargo, admite que aún no ha encontrado un sucesor apropiado para la tarea de escoger las acciones e inversiones que deben formar parte del fondo, trabajo que le ha ganado el respeto y la admiración de Wall Street, aparte de sus miles de millones de dólares. Un tema de edad. Buffet explica que Lou Simpson, el gerente de la división de inversiones de la aseguradora GEICO, filial de Berkshire Hathaway, era visto como el candidato ideal para reemplazarlo, pero que es "apenas seis años más joven que yo". "Si muriera pronto él ocuparía mi lugar de manera magnífica, pero por un período muy corto", se lamenta Buffett en su carta. Por ello el magnate explica que es la intención de la empresa encontrar a uno o más ejecutivos jóvenes con la capacidad de poder manejar una cartera de inversiones como la de Berkshire Hathaway. "Escoger a la persona adecuada no será fácil. No es difícil encontrar a gente inteligente, algunos de ellos con currículos verdaderamente impresionantes. Pero el éxito de largo plazo tiene que ver con algo que va más allá de la inteligencia y los resultados del corto plazo", agrega. "Con el tiempo, los mercados hacen cosas extrañas, extraordinarias. Un simple error puede acabar con una larga cadena de éxitos. Por eso necesitamos a alguien que genéticamente esté programado para reconocer y evitar riesgos serios, incluso aquellos que nunca han ocurrido antes", señala Buffett. "Pensamiento independiente, estabilidad emocional y un profundo conocimiento del comportamiento humano e institucional es vital para el éxito a largo plazo. A través de los años he conocido a mucha gente brillante que carece de estas virtudes", concluye. Sugerencias. Que el rey de los inversores esté buscando su sucesor despierta todo tipo de especulaciones y hasta bromas en Wall Street, donde algunos creen que lo mejor sería hacer un "reality show" con varios candidatos. Lo cierto es que aunque no se entregaron detalles de esta búsqueda, los entendidos dicen que dado el estilo de Bufett lo más probable es que se haga de forma privada. Por lo pronto, el magnate aseguró sentirse "fantástico y de acuerdo a todos los indicadores existentes, en excelente salud"; y agrega haciendo referencia a su famosa antidieta de comida rápida que "es sorprendente lo que pueden hacer las hamburguesas y la Coca Cola de Cherry". Para efectos de la distribución de sus bienes después de muerte, Buffet estima que vivirá al menos otros 12 años, "aunque siempre espero que sea un poco más". Buffett desea que tras su muerte el 85 por ciento de su fortuna, es decir, unos 37.000 millones de dólares de acuerdo al valor de su fortuna en junio pasado, se reparta entre cinco fundaciones en un plazo de no más de 13 años. De los cinco grupos favorecidos, la mayor donación corresponderá a la Fundación de Melinda y Bill Gates, que le precede como el hombre mas rico del mundo y cuya organización se llevará el 80 por ciento de ese dinero. Aparte de la obra gestionada por el propietario de Microsoft y su esposa, las otras organizaciones beneficiarias llevan el nombre de la esposa y los tres hijos de Buffett, que según las primeras quinielas no figuran en la carrera por suceder a su padre como "oráculo" del emporio familiar.